En el nuevo informe del Observatorio de Salud y Medio Ambiente se analiza el papel de los animales de compañía como reservorios de resistencia antibiótica.
La resistencia a los antibióticos supone uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la salud pública, y si no se toman medidas eficaces los expertos prevén que en 2050 la cifra de fallecidos alcance los 10 millones en todo el mundo, desbancando al cáncer como primera causa de mortalidad. Por ello, del próximo 18 al 24 de noviembre se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos, impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Históricamente, la investigación sobre la resistencia a los antimicrobianos (RAM) en los animales se ha centrado principalmente en las especies productoras de alimentos. Sin embargo, recientemente los animales de compañía, como los perros y los gatos, se consideran cada vez más reservorios y vías de transmisión de la RAM. Los expertos advierten que la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos en los animales de compañía no solo supone un riesgo para ellos, sino también es una amenaza potencial para el personal veterinario, otros animales y los propietarios.
A este respecto, en los últimos tiempos, han surgido diversos estudios y proyectos que incluyen a los animales de compañía como actores en el desarrollo y propagación de la resistencia antibiótica.
Por ejemplo, un estudio reciente se ha centrado en obtener información sobre el papel de los gatos callejeros en la diseminación de la resistencia a los antimicrobianos en la isla de Sicilia, Italia, encontrando que el 43 % de las muestras fecales obtenidas, tenían bacterias que eran resistentes a al menos uno de los ocho antibióticos probados.
Otro hallazgo reciente reveló la presencia de una ‘superbacteria’ resistente a los medicamentos en un perro del Reino Unido. El descubrimiento se produjo en un springer spaniel después de aislar Escherichia coli de una herida. Se descubrió que el aislado albergaba un gen resistente a los carbapenems, una clase de antibióticos utilizados para tratar infecciones, junto con genes resistentes a otros antibióticos de uso común.
En España, un estudio, llevado a cabo por las universidades de La Rioja y Zaragoza, estudió el potencial de resistencia antibiótica de Staphylococcus pseudintermedius (SP) y Staphylococcus aureus (SA), así como la capacidad de transmisión y su relevancia en las infecciones ambientales oportunistas. Se identificaron un total de 28 cultivos como SP, y 5 como SA. Asimismo, se detectaron nueve aislados resistentes a la meticilina, ocho de ellos correspondían a Staphylococcus pseudintermedius, y un cultivo de Staphylococcus aureus. Por otra parte, el 55 % de los aislados totales fueron catalogados con carácter de resistencia antibiótica múltiple (MDR). En estudios de resistencia a antibióticos, los cultivos de SP, mostraron resistencia a penicilina, oxacilina, eritromicina / clindamicina, aminoglucósidos y tetraciclina, entre otros.
ALIMENTACIÓN DE MASCOTAS Y RESISTENCIA ANTIBIÓTICA
Además de estos hallazgos, también se ha estudiado la presencia de bacterias resistentes a antibióticos en distintos tipos de alimentos para mascotas, ya que los alimentos pueden albergar agentes patógenos con capacidad para producir enfermedades, tanto en animales como en las personas.
En este sentido, un estudio presentado en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), revelaba que la comida cruda para perros es una fuente importante de bacterias resistentes a los antibióticos.
Con algunas de las bacterias resistentes a múltiples fármacos en la comida cruda para perros idénticas a las que se encuentran en los pacientes de hospitales en varios países europeos, los investigadores explicaban que la tendencia de alimentar a los perros con comida cruda puede estar impulsando la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos.
Otro ejemplo de ello es un estudio que investigó la prevalencia de E. coli resistente a antibióticos y el patógeno entérico Salmonella spp. en las heces de perros alimentados con dietas crudas o no crudas.
Se detectaron aislados de Salmonela en el 4 % de todos los perros, todos ellos alimentados con alimentos crudos. Asimismo, se detectó E. coli RAM (resistente a al menos un antimicrobiano probado) en el 40 % y E. coli MDR (resistencia a tres o más clases de antibióticos) en el 16 % de los perros.
USO DE ANTIBIÓTICOS EN MASCOTAS
Entre todos los factores que promueven la RAM en los animales de compañía, el uso de antibióticos se considera uno de los más importantes.
En el nuevo informe del Observatorio de Salud y Medio Ambiente se analiza el papel de los animales de compañía como reservorios de resistencia antibiótica.
En el caso de estas especies, indican que el riesgo del uso de antibióticos no radica tanto en la cantidad consumida, como suele ocurrir con las especies productoras de alimentos, sino en el tipo de antibióticos consumidos. “Es muy común la administración de antibióticos de amplio espectro y/o antibióticos críticos de uso humano a las mascotas”.
Uno de los antibióticos más prescritos en los animales de compañía, tal y como explican, es la amoxicilina con ácido clavulánico, un fármaco de amplio espectro, barato y con pocos efectos secundarios. “La falta de pruebas de cultivo positivas confirmadas (que informan de la presencia de una bacteria) y/o de pruebas de susceptibilidad antimicrobiana (que detectan el nivel de sensibilidad de una bacteria a un fármaco) para este antibiótico pone en alerta a los expertos”.
De hecho, un estudio elaborado sobre el uso de antibióticos para tratar las infecciones del tracto urinario en mascotas, sugería que las prácticas de uso de antimicrobianos para tratar estas infecciones podrían tener un impacto en el desarrollo de resistencia a estos antimicrobianos, e instaba a “recolectar muestras de orina y realizar cultivos bacterianos y pruebas de susceptibilidad a los antimicrobianos antes de comenzar los tratamientos para prevenir el desarrollo de bacterias multirresistentes”.