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Para 2022 la Unión Europea cambia la legislación y, entre las modificaciones, anticipa la prohibición del uso de microbianos como promotores de crecimiento y profilácticos en la región. A esto le suma una cláusula de reciprocidad para los países a los que les compran productos cárnicos. Frente a este panorama, la Argentina se enfrenta a un gran desafío: cambiar los usos y costumbres en materia de antimicrobianos en los animales productivos.

La resistencia antimicrobiana es actualmente reconocida como una de las mayores amenazas para la salud humana en el siglo XXI por el riesgo que implica la pérdida de eficacia de los antibióticos necesarios en la medicina. Además de tratarse de un problema sanitario, también puede llegar a ser el causante de una crisis económica de gran impacto, calculándose una caída de unos 100 trillones de dólares mundiales.

A esto, hay que sumarle los costos del sistema de salud global, las pérdidas en la producción animal y la consecuente escasez de alimentos. Según un informe del Banco Mundial, para 2050, la resistencia antimicrobiana será la principal causa de muerte. A su vez, se estima que 28 millones de personas caerían en la pobreza y la producción global de animales de cría caería entre un 2,6 y un 7,5 por ciento por año.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en algunos países, el 80 % del consumo total de antibióticos de importancia médica se da en el sector animal, principalmente, para estimular el crecimiento en animales sin ninguna enfermedad. Por esto, recomiendan reducir el uso de todas las clases de antibióticos de importancia médica en animales destinados a la producción de alimentos.

Para Mariano Fernández Miyakawa –investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar y coordinador del Proyecto Disciplinario “Resistencia a los antimicrobianos y desarrollo de alternativas”–, es “fundamental” tomar conciencia sobre los riesgos del abuso y mal uso de los antibióticos en los animales de producción con el fin de reducir y prevenir la aparición y propagación de la resistencia.

Es que, según el especialista, “la resistencia a los antimicrobianos (RAM) pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos”.

A su vez, fue más allá y no dudó en asegurar que “la resistencia a los antimicrobianos, y particularmente a los antibióticos, está aumentando en todo el mundo a niveles peligrosos”. Entre los riesgos a los que se enfrenta el sector, Fernández Miyakawa se refirió a las pérdidas en el sector productivo y a las restricciones del comercio internacional.

Con respecto a este punto, Federico Luna, director de productos veterinarios del Senasa, reconoció que “para 2022, se viene un gran desafío para el sector, de la mano de la nueva legislación europea”. Además, analizó: “Si realmente se quiere continuar el comercio internacional con estos mercados, cada vez más exigentes, se va a tener que adecuar la forma de producción. Se trata de un cambio que no queda circunscripto a la Comunidad Europea, sino que seguramente se extienda a otros mercados como China, India o Rusia”.

Por este motivo, el especialista del Senasa advirtió que el año que viene será “un año decisivo para nuestro sistema productivo”. Y agregó: “Creo que no nos falta mucho para poder cumplimentar con los nuevos requisitos, pero es necesario el consenso y acompañamiento de todos los sectores para estar a la altura de las circunstancias”.

Todo ser vulnerado aprende a resistir

“La capacidad de resistencia es un mecanismo natural”, aseguró Fernández Miyakawa quien no dudó en subrayar que “si bien la resistencia es individual, aporta a lo colectivo”. Es que, de acuerdo con el investigador, tanto el antibiótico, la bacteria o el gen resistente salen del cuerpo para impactar en otros animales, humanos y en el ambiente, lo que le permite seguir amplificándose. De allí, la complejidad del tema.

Para el investigador del Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar la resistencia antimicrobiana o RAM es “uno de los problemas más complicados de salud que tenemos en el mundo y de los más difíciles de abordar”.

En esta línea, subrayó la necesidad de tomar conciencia sobre el riesgo que se corre y sólo emplear antibióticos cuando lo amerita. “Como uso y costumbre, en los sistemas productivos, muchas veces se aplican antibióticos y antimicrobianos como prevención ante la posibilidad de que enfermen y hasta para hacerlos engordar y crecer más rápido”, explicó.

Es este uso en forma profiláctica o como promotor de crecimiento, en forma prolongada en el tiempo y en dosis subterapéuticas que no terminan por eliminar a las bacterias, lo que amplifica la generación y diseminación de la resistencia. “Lo lógico es usar antibióticos cuando se tiene un animal enfermo no como prevención, el resto de los manejos son contraproducentes”, subrayó.

De acuerdo con el director de productos veterinarios del Senasa, la Argentina avanzó mucho en los últimos años en la materia, tanto a lo que hace a las políticas de Estado como a escala productiva. De hecho, –detalló– ya hay en el país granjas que trabajan libres de antibióticos.

“Los productores entienden la importancia de tomar conciencia del riesgo que implica la resistencia antimicrobiana, no sólo por el impacto en el mercado internacional, sino para la salud”, explicó Luna.

Con respecto a la articulación institucional, Luna subrayó: “Hemos logrado una alianza nunca vista entre organismos del Estado como Senasa e INTA. A su vez, logramos trabajar mancomunadamente con el ministerio de Salud de la Nación y, junto con el ministerio de Agricultura, armar un equipo de trabajo en el cual pensar y diseñar políticas de Estado en beneficio de la salud pública”.

Y concluyó: “Argentina es uno de los pocos países en el mundo que fue capaz de lograr una estrategia nacional integrada para el control de la resistencia”.

Dos competidores, una carrera

El desarrollo de nuevas moléculas y la resistencia antimicrobiana se enfrentan a una prueba históricamente adversa. En esta carrera hay mucho en juego, algunas desventajas y otro tanto de riesgos. Y, hasta ahora, sólo uno pica en punta.

“La resistencia antimicrobiana no va al mismo ritmo que el desarrollo de antimicrobianos. Hay una enorme brecha entre ambos”, aseguró Fernández Miyakawa quien no dudó en recordar que “el desarrollo de nuevas clases de antibioticos se detuvo en 1987”. Es que la inversión por parte de los laboratorios implica altos costos, mucho tiempo y bajo retorno, por lo que no es negocio. “Esa clara desventaja aumenta los riesgos”, sentenció.

Tal como lo advierte la OMS: “Los antibióticos y los antiparasitarios existentes, y en menor medida los antivíricos, están perdiendo su efecto. El mismo tiempo, las inversiones en el desarrollo de nuevos antimicrobianos son insuficientes. Si no se cambia esta tendencia, las armas para luchar contra los microorganismos resistentes se agotarán pronto”.

Incluso, el organismo internacional considera a esta problemática como una de las más importantes amenazas a la salud mundial y a la seguridad alimentaria.

No todo está perdido

“No será tan fácil, ya sé qué pasa; no será tan simple como pensaba”, reza la letra de Mercedes Sosa. Y en esa misma línea, Fernández Miyakawa reconoce la complejidad que implica el cambio. “Factores sociológicos y económicos inciden fuertemente para seguir haciendo lo mismo durante décadas, sin tomar conciencia del riesgo y la necesidad de buscar alternativas”, explicó.

“Usar antibióticos es una especie de reaseguro y ven a las restricciones como una amenaza”, detalló el especialista quien no dudó en reconocer que “el uso de alternativas representa una mayor dedicación para con los animales, más tiempo, conocimientos y análisis para la toma de decisiones”.

De todos modos, a pesar de la complejidad del tema, se considera un optimista: “Aún estamos a tiempo de revertir y cambiar el panorama. Si se retira la presión a las bacterias, tarde o temprano van a volver a la normalidad”, dijo. Luna coincidió y agregó que otro factor que reduce la resistencia son aspectos tales como la calidad en la infraestructura de la granja y el bienestar animal.

En busca de una alternativa

Eliminar a los antimicrobianos como promotores del crecimiento de las dietas de los animales es un proceso creciente e irreversible. Esto llevó a desarrollar, seleccionar y utilizar alternativas rentables y eficaces en la producción animal. Entre las más populares y ampliamente utilizadas en varias regiones del mundo incluyen enzimas, ácidos orgánicos, probióticos, prebióticos, simbióticos, fitoquímicos y combinaciones de ellos.

“Desde hace más de 15 años, en el Instituto de Patobiología (IPVET) del INTA Castelar trabajamos en el desarrollo y evaluación de alternativas al uso de antimicrobianos de síntesis química para prevenir y controlar enfermedades bacterianas y parasitarias”, indicó. A su vez, explicó que también estudian el impacto del uso de antimicrobianos en el desarrollo de la resistencia y el estudio de mecanismos de transmisión de dicha resistencia.

“El objetivo de este esfuerzo es reducir la generación y dispersión de la resistencia antimicrobiana en la producción animal, manteniendo o mejorando la eficiencia productiva”, explicó el investigador.

Estos trabajos se llevan adelante con socios estratégicos en esta temática como OIE, OPS, CONICET, universidades nacionales y extranjeras, laboratorios, empresas y productores agropecuarios, entre otros. Así, se conformó un grupo de trabajo sólido con el ANLIS Malbran y el SENASA a fin de generar información sobre la dinámica de la resistencia antimicrobiana en el sistema productivo argentino y la detección de determinados elementos genéticos móviles de resistencia. También se realizan estudios de sensibilidad de drogas antibióticas y antiparasitarias, además de participar en el asesoramiento para la elaboración de políticas públicas.

“En INTA estamos enfocados en el estudio de la evaluación de la resistencia en determinados ambientes y microorganismos para poder diseñar estrategias de control, así como en el desarrollo de alternativas al uso de antimicrobianos y en la mejora de la salud animal”, detalló.

Fuente: Agrositio.com.ar

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1. Hospitales
En el siglo IV de nuestra era el concepto de hospital, es decir, un lugar donde los pacientes podrían ser tratados por los médicos con equipamiento especializado, estaba en su embrión en algunos lugares del Imperio Romano.

Más tarde, en Occidente, los monasterios fueron los centros donde surgieron los primeros hospitales para dar servicio a los viajeros, transeúntes y pobres. Mientras, en Oriente, en el mundo árabe, los hospitales surgieron en el siglo VIII.

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(a) (b) (c) Área OGM - animal - Coordinación de Innovación y Biotecnología - Dirección Nacional de Bioeconomía - Secretaría de Alimentos, Bioeconomía y Desarrollo Regional - Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

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Hito de la ciencia argentina: por primera vez en el mundo nacieron caballos editados genéticamente

Científicos de la biotecnológica Kheiron editaron los genes de una yegua de polo multipremiada y lograron el nacimiento de 5 ejemplares, en un avance pionero que posiciona al país como líder en genética equina.

Científicos argentinos han marcado un hito en la biotecnología global al lograr el nacimiento de los primeros cinco caballos genéticamente editados del mundo. Este avance, impulsado por un equipo de investigadores y respaldado por inversores locales, posiciona a Argentina como líder en el desarrollo de tecnologías innovadoras aplicadas al mejoramiento equino. El logro, alcanzado mediante la técnica CRISPR-Cas9, redefine los límites de la ciencia en este campo y abre nuevas posibilidades para la genética aplicada en la industria ecuestre y otras áreas.
 
La biotech Kheiron S.A., una empresa formada íntegramente por científicos, empresarios e inversores argentinos, ya había tenido logros de escala mundial en su especialidad que es la de clonar equinos de alta performance. Estos éxitos, que incluyen la utilización de células madre para la clonación y la generación de los primeros embriones genéticamente editados del mundo, ya habían sido publicados en la revista Scientific Reports, de la prestigiosa editorial Nature.
 
Esta vez, la biotech argentina logró el primer nacimiento de cinco caballos editados genéticamente. Como se mencionó, para lograrlo utilizaron la técnica CRISPR-Cas9, para lo cual se tomó una pequeña parte de un gen de una yegua que fue introducido en otra.
 

En diálogo con Infobae, el biotecnólogo de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y doctorado en Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Gabriel Vichera, cofundador y director científico de Kheiron, explicó que la utilización de técnicas de edición génica en el progreso genético de los caballos tiene implicancias significativas a futuro, tanto en el ámbito del rendimiento deportivo como en la salud equina.

El principal desafío técnico al aplicar la técnica CRISPR-Cas9 para editar genéticamente los embriones equinos y que los ejemplares no sean considerados Organismos Genéticamente Modificados (OGM), explicó, “fue diseñar herramientas moleculares de alta precisión para lograr que la edición génica realizada no genere una nueva combinación de material genético, sino que replique lo que sucede en la naturaleza. Esto implicó garantizar que la inserción del ADN ocurriera exactamente en el sitio y la forma correctos, en una única copia, y sin provocar cambios no deseados en otras regiones del genoma del animal”.

Cuando Infobae lo consultó acerca de las implicancias a futuro, tanto en términos de rendimiento deportivo como en el tratamiento de enfermedades hereditarias, el doctor Vichera destacó que “la edición génica podría permitir la selección de características específicas asociadas al desempeño físico, como en este caso darle sprint o explosividad a una yegua fondista”.

Por otro lado, agregó, “las técnicas de edición génica ofrecen una solución innovadora para corregir mutaciones responsables de enfermedades genéticas hereditarias comunes en caballos. Al eliminar o reparar defectos genéticos antes del nacimiento, se podría mejorar significativamente la salud y calidad de vida de los animales, reduciendo también los costos veterinarios y las pérdidas económicas asociadas a estas patologías”, subrayó.

Para este trabajo científico excepcional, los criadores Doña Sofia Polo y Alberto Pedro Heguy eligieron editar la famosa yegua multipremiada Polo Pureza, declarada mejor yegua del Abierto Argentino de Palermo, que forma parte del “Salón de la Fama” de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (AACCP).

Fue el propio Heguy, célebre polista, veterinario y fundador de la AACCP, 17 veces campeón de campeonato argentino abierto de polo, y Doña Sofía quienes encomendaron a Kheiron Biotech llevar adelante lo que tuvo como resultado este logro tan significativo.

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Fuente: Daniela Blanco - Infobae.com